martes, 24 de febrero de 2009

ADAPTACIÓN EMOCIONAL DE LOS PADRES AL CÁNCER INFANTIL


ADAPTACIÓN EMOCIONAL DE LOS PADRES AL CÁNCER INFANTIL

El estudio resalta los diferentes niveles de conflicto experimentado por los padres de niños con cáncer, mientras los niños atraviesan las diferentes fases de la enfermedad. En las semanas posteriores al diagnóstico, el conflicto, era particularmente evidente entre las madres con problemas en las áreas de ansiedad e insomnio. Aunque estos problemas en las madres habían descendido un año después del diagnóstico de cáncer, los síntomas de depresión y problemas familiares se hicieron más evidentes. Entre los padres se manifestó un patrón similar de hallazgos, aunque ellos informaban de menos conflictos que las madres. Hay varias razones posibles para esta diferencia, es posible que refleje el hecho de que las madres son más a menudo las principales cuidadoras de los niños y los padres tienen una implicación menor con ellos; también es posible que el patrón refleje una tendencia por parte de los padres a negar o fallar al informar de los conflictos experimentados por ellos. Estos hallazgos pueden servir para informar a los padres de cómo se van a sentir durante el primer año del diagnóstico y después del mismo. También se les puede informar de que durante este primer año, aunque pueden descender los problemas de ansiedad materna y el insomnio de las madres, pueden experimentar síntomas crecientes de depresión y los problemas familiares pueden hacerse más evidentes.

Las madres solteras además de los problemas que conlleva un cáncer infantil, han de enfrentarse a la soledad, la falta de apoyo íntimo y de responsabilidad compartida, en momentos de una enorme angustia emocional. Solas han de hacer frente a su función como cabezas de familia en una situación de caos familiar, a las responsabilidades económicas y laborales, a las tareas del hogar, al aislamiento social, a la necesidad de proporcionar modelos adecuados de conducta a sus hijos, a las demandas que sus hijos imponen en ellas, a la soledad, y a la indecisión. Para poder sobrellevar estas cargas más eficazmente, estas mujeres, deben intentar frecuentar la compañía de otros adultos, evitar sobrecargar a sus hijos con responsabilidades innecesarias, evitar tomar decisiones impulsivamente, y tomarse tiempo libre del trabajo en la medida de lo posible.

Sugerencias para ayudar a los Padres de los Niños con Cáncer
Ya que inicialmente se sentirá enormemente abrumado, tómese su tiempo para comprender lo que está sucediendo y no actúe impulsivamente. Piense detenidamente en los hechos médicos y en las experiencias de otros padres de niños con cáncer.

Pregunte todo lo que necesite saber sobre la enfermedad y su tratamiento, a su médico. No se preocupe de repetir sus preguntas. Escriba sus preguntas para no olvidarlas al llegar al hospital.

Permítase llorar y expresar su tristeza. Evite los extremos. Los niños desconfían más de padres que intentan engañarles escondiendo siempre sus sentimientos. Pero recuerde que llorar desconsolada y continuamente interfiere con el aliento, la confianza y la honestidad que su hijo necesita. El alivio que sienta después de "desahogarse", debe facilitarle enfrentarse nuevamente a su hijo, sus problemas y a su propia ansiedad y temor.
Encuentre maneras eficaces de descargar su ira.
Reconozca que los sentimientos de culpa son una reacción común y normal al cáncer infantil. Compártalos con alguien allegado a usted.
Aprenda más sobre la enfermedad y su tratamiento para poder sentir un mayor control sobre la situación. No permita que sus conocimientos médicos interfieran con el tratamiento que su hijo debe recibir, siempre que éste sea el adecuado.

Consulte toda la información médica nueva que obtenga (por ejemplo, de periódicos, amigos, familiares) con su especialista. Evite en la medida de lo posible hacer la misma pregunta a demasiadas personas. Puede que obtenga respuestas diferentes de cada especialista, lo cual no hará más que aumentar su frustración.

Tome parte activa en el cuidado médico de su hijo: esto le hará sentir un mayor control sobre la situación, su cooperación con el sistema hospitalario y con el tratamiento médico fomentará la cooperación de su hijo, y demuestre a su hijo lo que usted puede hacer: cambiar vendajes, etc...

Busque el apoyo de otras personas. Ningún padre puede enfrentarse sólo a esta situación.

Intente afrontar la realidad de la situación. No permita que perspectivas idealistas sobre la condición de su hijo interfieran con su tratamiento.

Prepárese para reacciones negativas de otras personas (críticas, rechazos).

Evite aislarse socialmente en la medida de lo posible.

Tómese tiempo libre, durante el cual no tenga que preocuparse de las tareas del hogar o del hospital (por ejemplo, un día al mes).

Intente normalizar la vida familiar en la medida de lo posible: busque nuevas maneras de hacer cosas que siempre han hecho, intente no enfocarse exclusivamente en la enfermedad, sino en otras tareas diarias, y no abandone la educación de sus hijos sanos; atienda sus reuniones escolares.

Viva el presente: aprenda a establecer prioridades, disfrute de la interacción de su familia en el aquí y ahora, establezca metas realistas, a corto plazo, para usted y su familia, tómese una pequeña vacación familiar en cuanto su hijo se encuentre mejor.

No espere a que su hijo se cure, intente que cada día que pasa sea un día bueno. No espere a que lleguen los buenos días una vez finalizado el tratamiento, insista en la disciplina y el buen comportamiento de su hijo en el presente.

No asuma que volverá a reinstaurar la disciplina cuando el niño se sienta mejor, su médico puede aclarar qué expectativas puede tener de su hijo, e intente negociar los roles familiares. Distribuya las tareas familiares de manera apropiada.

Facilite el progreso escolar de su hijo, mantenga el contacto con la escuela. Los padres han de convertirse también en educadores de los profesores.

Tengan discusiones familiares sobre la enfermedad; escuche cuidadosamente cómo se siente cada miembro de la familia, qué es lo que cada uno necesita y cómo vive cada uno la situación.

Busque oportunidades para hacer cosas juntos, en familia.

Sea consciente de lo que necesita el niño de sus padres: disciplina, cuidados, comunicación y participación en su tratamiento y actividades familiares.

No pierda nunca sus esperanzas. Recuerde: la esperanza de curación es real en muchos tipos de cáncer en la actualidad; el tiempo de supervivencia es mayor, un niño no es un dato estadístico; cada niño responde de manera diferente a su enfermedad y al tratamiento, se están descubriendo nuevos fármacos y formas de tratamiento nuevas continuamente.
No asuma que existe una manera única y apropiada de enfrentarse a la situación. Cada familia tiene sus propias destrezas, todas ellas válidas siempre que fomenten la adaptación familiar sin interferir con el tratamiento.

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