lunes, 11 de mayo de 2009

Los expertos no creen que congelar el cordón «en privado» sea efectivo

Desde que en 2006 los Príncipes de Asturias decidieron conservar la sangre del cordón umbilical de la mayor de sus hijas en un banco de muestras en Estados Unidos, han proliferado en nuestro país compañías dedicadas a conservar este material rico en células madre por una cantidad que ronda los 2.000 euros (más unos 100 anuales).
Muchos padres se enfrentan a esta decisión cuando nacen sus hijos: ¿Debo pagar para conservarlo? ¿Las necesitaré en el futuro? ¿Servirán? Una encuesta realizada a 93 pediatras estadounidenses y canadienses, publicada en 'Pediatrics', revela que los profesionales no son muy partidarios de esta práctica.
La presencia de células madre adultas en la sangre del cordón, como las que hay en la médula ósea, hace de este material una posible fuente para trasplantes en el caso de enfermedades sanguíneas como la leucemia.
Sin embargo, los datos de la encuesta revelan que muchos especialistas prefieren decantarse por buscar un donante de médula ósea u otro de sangre de cordón almacenada en un banco público (trasplante alogénico) que por las células propias del receptor (trasplante autólogo).
De los miles de procedimientos que habían realizado estos especialistas, sólo 50 se hicieron con muestras privadas: nueve del propio bebé y 41 para un donante compatible. Según explica el trabajo, en 36 de estos 41 trasplantes alogénicos, el cordón umbilical del niño se congeló en un banco privado sabiendo que existía una indicación compatible para un posible receptor (casi siempre, un hermano).
«En general, los pediatras son partidarios de congelar el cordón si existe una patología previa en la familia», aclara Matesanz. «Esto es lo que se conoce como donación dirigida, que puede beneficiar a un hermano vivo o a otro niño que pueda venir, y también se lleva a cabo en los bancos públicos españoles».
Poniéndoles ejemplos concretos, sólo un 6% de los especialistas señaló que elegiría sangre del propio cordón para tratar la recaída de un niño con leucemia linfoblástica aguda (el cáncer más frecuente en la infancia) si éste tuviese un donante de médula o cordón compatible. «Esta opción se desaconseja por el propio componente genético de esta leucemia», dice Matesanz.
Sobre congelar en un banco privado, ningún encuestado recomendaría esta opción a los padres de ascendencia europea y con otro hijo sano. Sí se mostraron más partidarios de que las parejas pertenecientes a minorías étnicas recurrieran a ella, puesto que es más difícil hallar donantes compatibles no emparentados.

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