lunes, 5 de octubre de 2009

El transplante de médula ósea, una operación para curar los males de la sangre


Esta tiene células inmaduras, llamadas hematopoyéticas, que son las encargadas de formar las de la sangre.
Por eso tienen la capacidad de convertirse en glóbulos blancos, que luchan contra las infecciones; glóbulos rojos, que transportan el oxígeno, y plaquetas, que ayudan a coagular la sangre.
También hay células productoras de sangre presentes en el cordón umbilical.
¿Cuándo se requiere un trasplante?

Cuando la médula ósea es incapaz de producir cantidades suficientes de estas células o cuando lo hace de manera anormal.

¿Por qué se dañan las células de la sangre?

Hay trastornos heredados o adquiridos, entre ellos, la talasemia (la hemoglobina de los glóbulos rojos es incapaz de transportar oxígeno), la neutropenia congénita (hay producción muy escasa de glóbulos blancos) y algunos tipos de cáncer, como las leucemias (producción exagerada de células sanguíneas anormales), los linfomas (tipo de cáncer asociado a células de defensa) y los mielomas (tumores específicos de la médula ósea).

Las células de la médula ósea, por su inmadurez, son especialmente sensibles a la quimio y la radioterapia que se usan en tratamientos contra el cáncer. A veces pueden ser destruidas en su totalidad.

¿Qué tipo de trasplantes hay?

Autólogo: el paciente recibe su propia médula extraída antes de someterse a tratamientos contra el cáncer, por ejemplo, o en etapas tempranas de la enfermedad.

Singénico: recibe la médula ósea de su gemelo idéntico.
Alogénico: recibe las células de los hermanos, de los padres o de un donante externo pero compatible.

Cordón umbilical: las células del recién nacido pueden guardarse y usarse después.

¿Cómo se sabe si un donante es compatible?

Cada persona tiene un complejo distinto de proteínas llamadas 'antígenos leucocitarios humanos (HLA)' en la superficie de las células. Se busca que los del donante sean iguales a los del paciente, para evitar un rechazo. Por lo general, los más compatibles son los parientes cercanos.

¿Qué complicaciones tiene?

Puede presentarse un rechazo del trasplante. Para evitarlo, el receptor debe ser sometido a un tratamiento celoso para suprimir sus sistemas de defensa. Esto lo hace susceptible a las infecciones.

También puede haber hemorragias, dolor y la enfermedad de injerto contra huésped: células de defensa nuevas, que produce la médula implantada, no reconocen los órganos ni los tejidos del cuerpo del receptor y lo atacan.

¿Y después del trasplante?

Después de que las células entran al torrente sanguíneo del enfermo, viajan a la médula ósea, donde empiezan a producir glóbulos rojos, blancos y plaquetas en un proceso de prendimiento que puede durar de dos a cuatro semanas después del trasplante.

La recuperación completa puede tardar varios meses y hasta años.

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